jueves, 13 de septiembre de 2012










Le erraste lindo y le erraste feo dicen lo mismo. Se parten aguas de todas formas, así y todo: tanto. No es tan raro si pensamos que en el viejo oficio de la colchonería se hacía una almohada que llevaba una pluma de cada pájaro o en el italiano de Andréi con el que mantenía diálogos como este

-¿dónde estuviste anoche?
-¿Qué te pasó en el ojo?
-Te llamé mil veces
-Parece que te lo lamió una tortuga

Una almohada desterrada de su oriente no sabe cuándo es hoy, el arte de la pluma puede ser más una insistencia de fibra que un hacer de la imaginación. 
A la hora de la sed el puma y el mono van al ojo de agua, a veces al mismo tiempo.

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